martes, 16 de agosto de 2011

Un domingo cualquiera



Los primeros rayos del sol se han tardado, por lo regular el amanecer llega a eso de las 6:45 am, trato de estar despierto para comprobarlo, el cambio de luz es algo especial desde el primer día del año. Por eso hoy noto algo raro, el día sigue nublado, no termina de abrir. Algo falta; para ser las 8 sigue muy gris.

Como todos, el sol sigue dormido. Yo no puedo conciliar el sueño y hoy también madrugo pero en realidad no tengo mucho que hacer. Mientras miro el celular, no por que haya sonado sino por una manía, me doy cuenta que en domingo hasta el sol se despierta tarde. Lo que tengo que hacer es dormir y lo intento.

Lo intento hasta que un repique de campanas llega a mis oídos, no logro contarlas pero seguro son el llamado a… ¡misa de 12! Logré dormir como todo el mundo hasta tarde, ya es medio día y yo prefiero seguir en pijama recostado otro rato.

Sin un plan fijo transcurre el día como la vida, giro para intentar abrazarte pero en mi cama aún existe el vacio que dejaste, la sabana fría me recuerda tu ausencia.

Miro el techo y esa araña llama mi atención, quiero matarla de prisa antes que te asuste, es verdad no estás aquí. Significa entonces algo, ya recuerdo; debo darme prisa y pasar por ti, quedamos de ir al cine, pero antes iremos a comer un helado, escuchar miles de canciones clásicas en tu ipod y nuevas para mí. Agregar gomitas al helado, comer algo, seguro pizza, olvidemos la pizza compremos otra cosa, mejor aún, cocinemos juntos. Y luego caminar y caminar

Mala idea, es Domingo y verte para hacer tantas cosas harían el día increíble, hoy ya es tarde y el celular siga sin tener noticias tuyas. Quiero relajarme así que prenderé el televisor; seguro hay algo bueno en este día y a esta hora. ¡Ahí está! Algo estúpido que me quite el tiempo, un canal con basura ilumina la pantalla y opaca mi día. Frente a mí la serie que adoras, esa donde la protagonista hace de su vida una novela y de sus ex novios un capítulo, ella sólo escribe tres. No tengo que ver eso, los únicos capítulos que vi fue porque tú los pusiste, los recuerdo pero sigo sin entender si me querías decir algo, era importante, en realidad querías decir algo. Seguro no, o sí.

Esta estúpida indecisión que sumada a tu recuerdo me provocan tibieza, una tibieza que se siente en mi rostro en forma de líquido, tan distinto al líquido tibio que es tu saliva. Siento tu saliva siempre que te beso, te acercas a mí con esos labios y ahí está la magia del líquido tibio mientras acaricio tu espalda con mis manos. Oprimes mi cintura con tus piernas y tu sexo húmedo siente la forma en que me acerco, una agresión sutil. Dentro de ti, muerdes mis labios como señal de respuesta y aprobación. De nuevo esa tibia humedad… de mis lágrimas.

El día no termina, seguro faltan cosas por descubrir. Espero verte para hacer planes, no de hoy sino del mes, fíjate en el próximo sábado. También tenemos que comprar los boletos para el concierto de entre semana ¿ya los tienes? Es un hecho que iremos a escuchar al grupo de policías, esta vez gritarás al vocalista más fuerte. Eso será este mes, para el que viene está la película final de la saga, se que nos perdimos la de enero pero a ésta vamos juntos verdad…

Los aviones, los space invaders, escuché que hizo uno en México, ¿si lo buscamos y nos hacemos fotos? Si traes al gatito que vino a ronronear en mi puerta, si voy por ti y te cuento mi plan, si te sientas conmigo. Sólo quiero tomar tu mano y caminar como lo hacemos el fin de semana.

Aún es Domingo aunque pensar en los días como hoy dejó de ser confortante o placentero. El calendario que me regalaste a principio de año marca muchos, éste es uno más de los que restan antes de iniciar la semana, que puede ser tan larga como la anterior o irse deprisa; todo depende de tu recuerdo. Ya estamos en junio y pienso en ayer, que en realidad fue el mes pasado, no, el antepasado, lo que pienso ocurrió un día como hoy…

En realidad no. Aquél fue un domingo perfecto y éste, sin ti, es un domingo cualquiera.