Cuando niño me dijeron que los hombres son los únicos animales no guiados por el instinto. Desarrollan sus propios procesos de aprendizaje a lo largo de la vida. Por lo tanto la memoria juega un rol fundamental en el comportamiento al aprender cosas básicas como que el fuego quema o complicadas como la abstracción.
Lo interesante de que el ser humano base su vida en la acumulación del conocimiento era la libertad que tenia para dedicarse a casi cualquier cosa. La vida no tenía complicación para los hombres que con base en experiencias definían sus gustos y desarrollaban actitudes que le sirvieran en su entorno. De esta manera si un niño quiere ser jugador de fútbol y para lograrlo se alimenta de manera sana, entrena dos horas tres veces por semana y juega los domingos puede ser un fútbolista.
¿Puede? entonces el esfuerzo del humano basado en su libre albedrio es insuficiente porque depende de circuntancias ajenasa él. Ya sea la resistencia de sus huesos del pie, que sea propenso a lesiones físiscas cómo una ruptura de ligamentos e inluso que alguna enfermedad respiratoria lo deje en la cuerda floja.
De ahí que la medicina del deporte se especializó en dar un perfíl para señalar características de los deportistas, las lesiones más sufridas y cómo prevenirlas e incluso las condiciones biólogicas del cuerpo y su adecuación a otro tipo de deportes. Por ejemplo si eres rechoncho no sueñes con ser gimnasta.
El punto fue que la medicina del deporte cayó en prototipos del cuerpo humano y olvidó otras condiciones, como el contexto del deportista desde niño que desemboca en una correcta técnica para el deporte.
El nuevo paradigam del siglo XXI no es determinar un modelo de cuerpo o características ideales para realizar alguna actividad, sino que las neurociencias se han empeñado en buscar una respuesta al desempeño de actividades mediante las zonas del cerebro que se activan/estimulan cuando se escucha música, se lee poesía o se resuleve un ejercicio matamático.
Se ha dejado de lado el correjir para guiar los caminos desde la concepción. Mediante estudios sofisticados descubrir cual zona del cerebro esta más desarrollada y las facilidades que tendra en el desarrollo de actividades como las artes (música, pintura, escultura, literatura,arquitectura, teatro, danza) o si prefiere estimular la parte numérica.
Hoy tengo la incertidumbre de que cuando un futuro nos alcance el talento se encuentre en capsulas que activen zonas del cerebro para facilitarnos el conocimento o la sencibilidad e incluso que la biología guie nuestro camino como si quisiera emular al Oraculo griego.
Desconosco si la creatividad, el ingenio, la capacidad y la pasión puedan enfrascarse en un medicamento que nos haga suceptibles a desarrollar nuestras virtudes. Si es así ¿También harían capsulas para enamorarse?
El autor
Carlitos!!!! me gusta que tengas blogs, considerame una de tus seguidoras y te espero en el mio :D, nos seguimos en twiter! besos
ResponderEliminar